jueves, 1 de septiembre de 2011

LENGUAJE ESCRITO Y LENGUALE ORAL


Diferencias entre lenguaje oral y lenguaje escrito

por Rufina Pearson
Referencia: Sally Shaywitz, Overcaming Dislexia, 2000
Los estudiosos en lingüística como Noam Chomsky y Steven Pinker ha argumentado en forma convincente que el lenguaje oral es innato e instintivo. Es decir, el lenguaje no necesita ser enseñado. Lo único necesario es exponer al ser humano a adulto hablantes en su lengua materna. El cerebro humano está preparado genéticamente para activar el módulo fonológico que automáticamente une los fonemas escuchados en palabras. Por ello el lenguaje oral, al desarrollarse a un nivel subconsciente, no requiere esfuerzo. Esta característica es inherente al ser humano, y es lo que lo diferencia de los animales. Si un bebé está sano y es expuesto a un entorno hablante, es casi imposible para él no percibir el lenguaje, es decir, no aprender a hablar. Los niños que presentan dificultades en el lenguaje oral, tienen una dificultad específica del lenguaje.
El lenguaje escrito, a diferencia del lenguaje oral, no es natural sino arbitrario, requiere de la enseñanza (de la intervención de otro ser humano) y no sólo de la exposición a un entorno lectoescrito, y no se encuentra determinado genéticamente en el cerebro. El cerebro posee módulos aptos para aprender a leer y escribir el lenguaje oral, pero necesita de la intervención humana para activarlos a través de la enseñanza explícita y luego de práctica del circuito cerebral para su automatización. Es decir, necesita aprender en forma consciente cómo funciona el sistema, lo cual demanda una importante carga cognitiva y requiere de esfuerzo. Con la práctica, el cerebro es capaz de automatizar el proceso de lectoescritura y llevarlo a un nivel subconsciente.
Para aprender a leer, la persona necesita convertir las letras de una página en un código lingüístico. Sin embargo, las letras no tienen la connotación lingüística que poseen los sonidos del habla y que son captados por el cerebro. Al menos que el futuro lector pueda convertir las letras en el código fonético, estas letras sólo significarán un montón de rayas y círculos sin sentido. Una vez que esta relación de correspondencia grafema-fonema es comprendida, el niño ha captado el principio alfabético.
El primer descubrimiento que un niño realiza en su camino hacia la comprensión del principio alfabético es la comprensión de que las palabras tienen partes o sonidos. Este descubrimiento se llama conciencia fonológica, y es el primer paso para que el niño inicie el camino hacia el dominio de la lectoescritura. Este descubrimiento no es natural al niño sino que debe ser incentivado. Una vez que lo logra, el niño cuenta con los recursos suficientes para unir los fonemas a las letras, las cuales dejarán de presentarse como “sin sentido”. Las letras pasarán a representar ese lenguaje oral que ya dominan en su totalidad. Una vez asociadas con el lenguaje oral, las palabras escritas serán fácilmente aceptadas por el circuito neuronal ya instalado para procesar el lenguaje hablado.
Entonces, resulta imprescindible que el niño desarrolle conciencia fonológica para iniciar el proceso de alfabetización.
Todos los niños deberán pasar por el mismo proceso, incluso los disléxicos. La diferencia estará en el esfuerzo y tiempo que les llevará realizar el proceso.
El niño sin dislexia tardará dos años en automatizar completamente la lectoescritura en español, el proceso le resultará placentero y sin aparente esfuerzo, pero deberá practicar para adquirir destreza. Llegará al segundo grado con una lectura corriente y tendrá conciencia ortográfica.
El niño condislexia tendrá mucha dificultad para automatizar la lectoescritura. En esto consiste su dificultad, en un déficit fonológico que le dificulta captar la segmentación de las palabras habladas en sus fonemas, automatizar las correspondencias grafema-fonema y decodificar las palabras escritas. Si no recibe ayuda apropiada y en forma temprana, llegará al tercer grado con dificultades en la lectura fluída y con una escritura con errores específicos, lo cual derivará en una disortografía. Si recibe la ayuda apropiada encontrará menos dificultad en cuanto que se lo estimulará en las estrategias apropiadas para una mejor automatización. No sólo encontrará menos dificultad sino que atravesará el proceso de aprendizaje con menor frustración, lo cual contribuirá a una mejor autoestima.

1 comentario:

  1. Un aporte de Rufina Pearson, breve pero nos hace comprender la relación existente entre el lenguaje oral y escrito.
    El paso de la palabra hablada a la expresión escrita; uno de los procesos mas complejos pero mas definitivos en el desarrollo del pensamiento humano, notese el papel que la autora de manera tangencial le da a un proceso que va siempre ligado a lo anterior, la socialización.

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